Expectativas de Altura: La Promesa que Traía Hugo

"Descubriendo, antes de su llegada, las señales de que Hugo traería consigo una estatura imponente y un corazón gigante." En este relato, les relato las expectativas y sorpresas que rodearon la llegada de Hugo, quien, según las predicciones médicas, prometía tener una estatura notable. A través de esta historia, reflexioné mucho sobre las expectativas, la realidad y las lecciones aprendidas en el camino. ¡Te invito a descubrir cómo las pequeñas sorpresas de la vida pueden traer grandes reflexiones!

EXPECTATIVAS

Alfredo Herrera

4/5/20212 min read

En una de las últimas consultas médicas antes del nacimiento de Hugo, el doctor, mientras realizaba una ecografía a Margarita, nos hizo una revelación que nos dejó pensativos: Hugo tenía el fémur muy grande, lo que, según él, significaba que iba a ser un niño muy grande.

Este pronóstico médico creó una expectativa en nosotros, una imagen mental de un pequeño gigante que vendría a llenar nuestros días. Y, aunque Hugo aún no había llegado al mundo, ya estábamos imaginando cómo sería su vida con una estatura imponente.

El día del nacimiento, el doctor, que acompaño a Margarita en todo su embarazo estaba allí, en el parto, y tan pronto como vi a Hugo salir, mi mirada se dirigió instintivamente a su fémur. Para mi sorpresa, era pequeñito, ¡igual que todo él! En ese momento, no pude evitar preguntar: “Doctor, ¿no decía usted que tenía el fémur muy grande? Yo no se lo veo así…” Y todos comenzaron a reírse… Más tarde me explicaron por qué se reían, y cómo las expectativas pueden jugar con nuestra percepción de la realidad.

Este episodio me llevó a reflexionar sobre la estatura y su implicación en la vida diaria a medida que los niños van creciendo. Cómo, a veces, creamos expectativas basadas en percepciones y cómo estas pueden influir en nuestra visión del mundo y de los demás.

La lección aprendida aquí es que las expectativas, aunque naturales, deben ser manejadas con cuidado. Debemos estar abiertos a aceptar la realidad tal como es, y aprender a ver la belleza y la unicidad en cada ser, más allá de las apariencias o las proyecciones que hacemos.

En conclusión, la llegada de Hugo, con sus sorpresas y lecciones, ha sido un recordatorio de la importancia de vivir el momento, de aceptar y amar incondicionalmente, y de aprender a ver más allá de las expectativas.

Hoy Hugo tiene 3 añitos y ya mide 97 cms. Está creciendo muy feliz y sano. Así que, efectivamente, será un niño grandote. Pero más allá de su estatura, lo que realmente importa es el amor y la alegría que irradia, su corazón gigante que nos envuelve a todos.

¿Y tú, has vivido situaciones similares donde las expectativas se contrastaron con la realidad? ¿Cómo manejaste la situación y qué aprendiste de ella? ¡Me encantaría leer tus experiencias y reflexiones en los comentarios!

¡Hasta la próxima historia!